miércoles, 30 de enero de 2008

Más de los convulsos 19

Mi vieja libreta de segundo de carrera está repleta de poemas, y como a Alize le gustó, ahí va otro, aunque son realmente pobres y malos:

No has dejado de ser Campanilla
con tu sonrisa a modo de varita
que levanta mi moral los lunes,
olvidas las tencas, prefieres atunes

Aunque a veces las horas me maten
yo te guardo todavía mi último baile
cuando no quede polvo por respirar
a los que olvidaron torpes, cómo soñar

Sabes que aprendí a jugar a los dardos
en mi número Cristo me deja sus clavos
para darle en el corazón a todo el odio
que matábamos en un rincón los dos solos

Mientras haya sangre en mis venas
y estas no se infecten de bacterias
serás esa roja libreta donde apunto
los lunes que no amarga el desayuno

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Nunca he distinguido menguante de creciente

ni he confiado en algún golpe de suerte

pero últimamente tengo ciertas esperanzas

que me ayudan a despertar por las mañanas


ya no llevo el corazón en una nevera

ni me entierro por debajo de tu tierra

si me salen los ojos de serpiente

que le jodan a los dados, que siempre mienten

son unos desconsiderados con carnet de alberguista

pasean por su cuerda floja, hurgan en las mochilas

desde que no les hago caso, ni les escucho

se han rendido y por dentro se creen difuntos

ya no clavan sus desdichas
en la cumbre de mis párpados
ni riegan con lágrimas
mis horas de descanso

1 comentario:

Zitrone dijo...

Veo que las cuadrículas se contradicen con tu última entrada.
Se te ve más animado por aquí. Mejor.
Besicos de limón
P.D.: A mí me siguen gustando estos poemillas "pobres y malos"