miércoles, 29 de octubre de 2008
Arquímedes Yáñez: Labios calientes, ciudades congeladas
-¿Esa es "La Vaciadora"?¿Te está tirando los tejos "La Vaciadora"?- Lluis llamaba así a Amanda porque según él, los pisos no era lo único que vaciaba. Una chica tan preciosa no debería tirar su vida de esa forma por el retrete.
-No sé si arrestarla o invitarla a cenar.
-Yo sí que le daría de cenar.
-A tí te debería de bastar con esa novia que te has echado.
-Compadre, yo soy un alma libre- y tan libre, se tiraba a medio cuerpo mientras su querida novia apuraba su último año de carrera de medicina. Pobre ilusa.
Lucas no me hacía caso, dudo que le hubiesen drogado, el cabronazo de él se parecía muy poco a los viejos perros policía del cine como Rintintín o Jerry Lee, dormía demasiado. Conseguí mordiendo desatar una de las cuerdas. No piensen que de un modo eficaz o heroico, la zorra de ella había dejado un reloj de pared para que me diese cuenta de que el tiempo pasaba mientras yo me veía incapaz de desatarme. Al fín, a eso de las 14 PM conseguí liberarme, pensé que quizás habría sido generosa y me habría dejado algo de comida. Confuso me levanté y conseguí unos calzoncillos "ventajas de no lavar la ropa a menudo" pensé. Caminé por el breve pasillo hasta la cocina, confuso, sin terminar de comprender muy bien lo que había ocurrido. Llamaba a Lucas a voces, pero este gruñía quejoso por turbar su siesta matutina. Llegué a la cocina y allí se encontraba, aquella figura semidesnuda y sonriente, aquellos ojos verdes capaces de arrastrarte a un pozo negro sin necesidad de cantos de sirena.
-Te has acojonado ¿eh?. Me pareció gracioso.
-Podría pegarte un tiro ahora y arrestarte por agredir a un agente del orden público.
-¿Agredir? seguro que te dejarías volver a agredir de esa forma ahora mismo si yo quisiera. Sólo tengo que inclinarme sobre tí y...-se inclinó sobre mí y me besó, sus labios sabían a café recién hecho, no congelado- quítate esos calzones sucios, tienes todo ese desorden que llamas habitación en el salón, yo me voy a ir a trabajar ahora ¿nos vemos esta noche?.
-Sí -la respuesta viajó de mis genitales a mi boca sin que mi cerebro llegase ni siquiera a saber de su existencia.
-Pasaré por aquí, hasta luego madero- me volvió a besar, esta vez me hizo recordar por qué había acabado atado a una cama la noche anterior.
Después de "ordenar" mi habitación, saqué a Lucas a hacer algo de ejercicio. Mientras corría pensaba que la vida de los policías de baja es un auténtico coñazo, llevo años de entrenamiento para enfrentarme a la calle y a sus riesgos, y en mi primera semana recibo un balazo y me enrollo con una vaciadora de pisos. Estaba claro que había aprendido poco en la academia, que estaba muy verde. Un tipo se acercó a un grupo de niños y empezó a hablar con ellos, al principio no me pareció sospechoso, pero cuando agarró a uno del brazo y el niño se resistió todo lo que su fuercita le permitió, decidí esprintar hasta su posición. El tipo soltó al niño y empezó a correr. El hielo suspendido en el aire congelaba mis pulmones y los puntos parecían el campeonato del mundo de sogatira, cuando calculé que estaba a la altura me abalancé sobre él, pero acabé tragando el polvo del camino de tierra. El tipo se alejó lo suficiente como para que yo no le alcanzara. De repente ocurrió. A veces, muy pocas veces, Lucas se comportaba como un perro de verdad y no como un gato con orejas de sabueso. Ésta fue una de esas ocasiones, Lucas corrió y corrió, hasta que de un salto, le dejó un molde exacto de sus colmillos en la nalga izquierda del fulano. Me acerqué jadeando y con sangre en las manos por mi estúpida caída:
-Está usted arrestado.
-Me da igual, pero lléveme al hospital, estoy sangrando, puto perro de mierda.
La gente se acercaba para hacer sentir a Lucas como un auténtico héroe mientras yo llamaba a mis compañeros por el móvil. A ellos les omití la historia de mi trompazo, simplemente les expliqué lo inteligente y hábil que era mi viejo sabueso. Ya lo dice el refrán "A cazador joven, perro viejo". Meses después, aquel mordisco de Lucas en el culo de aquel pervertido se convirtió en una de las mayores operaciones contra la pedofilia en internet. El cabrón del chucho se llevó hasta una mención en un periódico nacional.
Continuará
jueves, 4 de septiembre de 2008
Nuevas canciones
Espero vuestra opinión.
jueves, 24 de abril de 2008
Versos Coagulados(II)
-Me van los retos- le dije intentando no colorear mis calzoncillos mientras lo soltaba. Aquel sitio daba realmente miedo. Todo el mundo en silencio, bebiendo líquidos leñosos en copas grandes. Había un maromo de dos por dos al final de la barra mirándome con los ojos inyectados en sangre. Yo desentonaba, con mi cuaderno amarillo, mi camiseta de los Beatles, y mis zapatillas de deporte.
-¿Qué bebes?.
-Whisky con coca cola- dije temiendo la respuesta.
-Cuando dijiste whisky pensé que realmente eras un tipo con agallas, un hombre de verdad- supuse en aquel momento que antes o después me acostumbraría a sus ironías, pero el cabrón está bajo tierra y todavía resuenan sus jilipolleces en mi coco.
-La bebida no define a un hombre.
-¿Y qué le define a un hombre Sócrates?
-Sus palabras- por fín dije algo sin que me temblara la voz.
-Entonces los vendedores son personas maravillosas, salvan vidas y si les aprietas un poquito te hacen una mamada. A la mierda las palabras, las palabras son las mayores mentirosas del mundo chavalín. Las usamos para construirles a los demás su realidad sobre nosotros, que es muy distinta a nuestra realidad. Lo único sincero que existe es el silencio. Paco, pónle a este chico whisky sólo, que está en edad de crecer.
Aquello sabía a lubricante de motosierra, por el regusto a madera que dejaba, pero en el estómago sentías una puñalada y en la cabeza un mazazo. Era lo más parecido a una paliza que me habían dado hasta entonces.
-Esa es tu libreta, chaval te sobreestimas. Nunca uses un cuaderno tan grande, los cuadernos grandes piden ser rellenados, y cuando quieres rellenar algo, de forma inconsciente lo rellenas del mismo contenido que tu colon. Las libretas pequeñas te hacen depurar los versos, no escribes al no ser que sea algo que realmente merezca la pena guardar. Pásamelo- comenzó a pasar las hojas mientras mordía lo que quedaba de un puro que apestaba a barato.
Se quedó allí, a la luz tenue y rojiza que iluminaba la barra, en silencio durante dos horas. Cada vez que intentaba decir algo me clavaba los ojos. Me bebí otras dos palizas y el maromo del final de la barra parecía menos amenazante. Seguramente pasaba allí las noches por miedo al contacto humano, o era el matón de alguien más bajito y con más dinero que él. Al fondo había una mujer de unos 30 años lamiéndole la oreja a un hombre con la mirada perdida en el infinito y la mano metida en su pantalón. El camarero parecía tener pegado a su labio inferior un cigarro que no ví apagado en ningún momento. Los minutos pasaban y las nauseas que me provocaba el olor de aquel antro se iban atenuando. Él seguía pasando las hojas, su cara no cambiaba de posición. Cuando terminó, cerró el cuaderno y lo puso sobre la barra, pegó un trago largo a su copa hasta dejar sólo un hielo. Mientras mordía el otro hielo me miraba a los ojos. Estaba esperando su veredicto, su patada en el culo o su palmada en mi hombro. Arrancó una hoja y sacó un mechero, cogió el resto del cuaderno y lo tiró al suelo.
- No, no me jodas, mierda es el trabajo de tres años.
-Empezaste con quince años ¿no?. Chico, la mayoría de ese cuaderno recibiría un trato de lujo si lo utilizase para limpiarme el culo. Vomitivo y pegajoso. Lo único que merece la pena es esta hoja- era un poema bastante reciente, lo escribí el día en que mi exnovia del instituto me dejó por un jilipollas que estudiaba derecho. Estaba realmente enamorado de aquella chica, era casi perfecta, casi, porque si no hubiese sido tan puta sería perfecta. Pero tampoco habría llegado a estar conmigo. Aquel poema lo escribí borracho aquella noche al llegar a casa, me la agarré llorona aquel día, incluso había borrones de tinta entre las cuadrículas por alguna lágrima suicida sobre el cuaderno.
-Este poema me dice que a lo mejor te puedo convertir en un hombre de verdad, toma y vete a tu casa. Vuelve mañana a las tres de mañana.
-Pero si tengo clase pasado mañana.
-A la poesía le da igual qué cojones tengas que hacer, ella viene a tí, si escapas nunca se quedará contigo.
Mientras el autobusero maldecía a todos los conductores del mundo y a la luz del atardecer yo leía una y otra vez aquel poema:
Sellaste mi memoria con cola hirviendo
oxidando con fluidos de otro mis entrañas
a pesar de ello todavía tengo las ganas
de atarte a mi cintura con sutura para hielo
porque eres puro hielo quemándome
vaciando mi estómago a ritmo sincopado
dilatas mi boca con tu sexo amargo
pero tengo ganas de con tu piel arroparme
una vez más y mil veces si te pones
a tiro entre ceja y ceja de mi pluma
te dedico sonetos que no se esfuman
ni cuando haces que caduquen...mis cajas de condones.
Pensé mucho sobre ese poemilla. Es cierto que lo escribí con dolor y desde el corazón, y salió sólo, sin planteamientos ni esquemas, libre y descorazonado. Pero también pervertido. Pensé " a este tipo le basta con que meta dos tacos entre verso y verso y algo sobre algún coño...se cree Bukowsky el muy cabrón", ahora me doy cuenta de lo equivocado que estaba, del lastre que son los prejuicios para el escritor.
Me tiré la noche en vela delante de una libreta pequeña que compré en la papelería de debajo de mi casa. No fuí capaz de escribir una sóla palabra. El whisky me hizo dormir como un niño sobre la mesa.
lunes, 21 de abril de 2008
Versos Coagulados
-Pero maestro, sólo quiero escribir bellos versos para encandilar a las damas.
-Mira chaval, si quieres encandilar a las damas no escribas poesía, no empieces ni siquiera una triste libreta. Matricúlate en derecho y apúntate a un gimnasio. Olvida todo lo que sepas sobre historia, arte, literatura e incluso sobre deportes que no sean fútbol. Aprende a tratar mal a las mujeres y cómprate un buen coche. Eso todo te dará más mujeres que la poesía, más polvos y más saliva ¿contento?.
-Pero maestro, así no conseguiré el amor puro, no podré hablar de la pureza del amor entre un hombre y una mujer.
-Chavalín, deja de soñar, o de fumar marihuana, o lo que cojones hagas. No te ayudará a escribir mejor. ¿El amor puro? ese amor jamás lo podrás sentir porque el único que siente verdadero amor y lo valora, sabe que es demasiado importante como para alcanzarlo y perderlo. Porque el amor se pierde, desaparece. Lo que queda es el dolor, y sólo el dolor te hará un gran poeta, de los que llenan montañas de libros que nadie querrá publicar por el daño que puede hacer un simple verso. La angustia, ese es un sentimiento que perdura. La pérdida. Pero el amor...el amor es poseer a alguien y alguien siempre va a desaparecer, a perderse o a largarse con otro idiota.
-No estoy de acuerdo con usted maestro, el amor de Romeo y Julieta perduró en el tiempo, llegó hasta nuestros días.
-Eso es pura basura literaria, eso no es amor, es enajenación mental. Amor es ansiar despertarse cada mañana al lado de alguien, prepararle el desayuno, ver una película el domingo por la tarde abrazado a ella, follar a la hora de la siesta, recordar su olor y rellenar libretas...
-Entonces dice que el amor hace escribir poesía.
-Me refería a libretas con la lista de la compra.
-No mienta maestro, usted ha estado enamorado, y ha escrito poemas tremendamente buenos mientras lo ha estado, en sus primeros libros, en sus primeras servilletas de bar. Pero algo le ocurrió¿ no es así?- mi pregunta le cambió la cara, como si hubiese tocado en su centro de flotación.
-Chaval, recuerda esto-tosió sangre, una sangre negruzca, coagulada y la tapó con un viejo y sucio pañuelo de seda- el día que seas feliz sólo con oler su pelo, y todo lo demás te dé igual, el día que sólo su sonrisa te alegre el día, no la dejes escapar por nada en el mundo. No la dejes irse con otro, no te dejes llevar por el tiempo ni sueñes con que la olvidarás fácilmente. No busques consuelo en ninguna zorra, en ningún bar, ni siquiera en el fondo de un vaso de bourbon. Agárrala fuerte del talle y no la dejes escapar. O acabarás vomitando sangre delante de un inútil que quiere escribir poesía barata pensando en sí mismo. Cuando la encuentres sabrás de qué te hablo, ahora deja de hacerte pajas y de escribir versos melancólicos y pegajosos, coje una libreta y vete al bar más inmundo de la ciudad, empieza la casa por los cimientos, porque hasta que no aprendas a describir la inmundicia, no sabrás describir la luz. Yo llevo 30 años intentándolo y aún no he acabado.
-¿Le veo mañana maestro?
-Sólo si tienes cojones para enfrentarte a la realidad.
Cuando salí de aquel bar que olía a amoníaco, probablemente por la suciedad de los urinarios, encendí un cigarro para colapsarme las fosas nasales de algo que no fuese vomitivo. Aquel tipo era un idiota, aunque escribía como nadie. Pero era arriesgado dejarse caer por su cuesta abajo...
CONTINUARÁ
miércoles, 26 de marzo de 2008
Sus ojos
Ni en el más sórdido de mis sueños había soñado a una mujer como ella. Lo cierto es que bailar no bailaba muy bien, pero su mirada era como un puñal que aceleraba mi ya taquicárdico corazón.
Estaba en aquel pueblo que me había visto crecer, cazando las mismas historias para no dormir de siempre con mis otros dos jinetes del “alcoholcalipsis”. Aquella noche no difería mucho de otras que ya había derrochado en aquel bar, beber hasta derrumbarnos sobre nosotros mismos.
Demasiadas cervezas, Havanas y Legendarios, como para entrarle a ninguna chica. Demasiados conocidos en aquel bar. El problema de los pueblos es que todo el mundo sabe quién se ha tirado a quién, y eso le roba toda la magia a la mayoría de las mujeres que intentaban seguir el compás de aquellos dos ojos negros. Saber quién se ha tirado a una mujer es como haberla visto cagar, si es guapa te da igual, pero si su cara es mínimamente grotesca o su culo es como la pantalla del IMAX, es imposible concentrarse en otra imagen. Además, a mí me bastaba con sus ojos y mis copas. Ella cobraba por lanzarme sus miradas más sucias, por jugar con s labios y su lengua, por dar a algún torpe borracho la sensación de que existía un mínimo resquicio de esperanza de tirársela. Yo no apartaba la mirada de sus ojos mientras los demás no apartaban la mirada de sus caderas. Y su manager no quitaba la mirada de los borrachos. Acabó su turno, se subió un maromo de uno noventa de estatura y cero de neuronas, uno de esos pavos que se pasan cuatro horas al día en un gimnasio hasta ser capaces de levantar una cabra con su meñique, de esos que creen que “El Decamerón” es un cantante flamenco.
Todo el mundo aprovechó para calzarse otro trago y yo aproveché para hablar con la única chica a la que tenía pinta de no conocer ni de haberla visto en sueños. Me empezó a contar no sé qué historia de que ella no creía en Dios, que creía en
La sesión de contoneos batía mi lóbulo frontal, me desinhibía y me lanzaba a bailar. Yo nunca he sabido bailar, ni lo he pretendido, pero hacer un poco el gilipollas siempre atrae a mujeres con ganas de hacer el gilipollas y de acabar teniendo sexo de gilipollas. Pero esta vez era distinto, ella atrapaba mis movimientos y me movía como una marioneta con su mirada, la otra muchacha empezó a bailar pegada a mí. Movía mis caderas lentamente y clavaba mis ojos en ella. La dependienta se frotaba contra mí como si mi pantalón guardase el secreto del poder de su Diosa. De repente me sentía lleno de fuerza, dominante y poderoso. Pero creo que eso era culpa del Havana con Coca-cola. Yo ya no parecía un cantautor frustrado, era el guiñol de un semi-dios, poderoso cual Aquiles bañado por la sangre de un alcohólico dragón, pero dominado por su alquilada mirada. La dependienta me susurró al oído, “tengo mi coche ahí fuera”. La agarré por la cintura y la besé sin apartar la mirada de mi dueña. Mis manos se desplazaron por aquellos pantaloncitos blancos y estrujaron su culo. Me sentía dueño de todo lo que mis manos tocaban, pero aún así sólo podía pensar en sus ojos. Los hombres somos ambiciosos, nunca nos conformamos con lo que tocamos o poseemos, siempre estamos pensando en aquello que está lejos de nuestro alcance, aunque sea una botella de veneno.
Las calles estaban pobladas de una nieve que se derretía a cada paso que daba, desprendíamos calor como dos antorchas humanas. Me dio las llaves de su coche, demasiado coche para una dependienta de Zara, seguro que papá no consentiría lo que iba a pasar en la tapicería de su A3 GTI nuevo. Aceleré olvidando mi temor a la velocidad, porque nada me podía parar. Su mano izquierda recorría mi muslo, pero era insignificante, no me distraía de la carretera. Llegamos al viejo río, y el techo solar dejaba mirar a una Luna que hoy se enamoraba de mí y no como de costumbre. Su cuerpo se crispaba con cada movimiento, su cara se transformaba con cada movimiento, sus ojos se clavaban en mí, sin turbar mi concentración. Los corzos se debieron asustar de su aullido. Cayó sobre mí y me abrazó, yo sólo podía pensar en la bailarina. Silencio hasta el pueblo, se quedó dormida. Aparqué el coche sin despertarla le dejé las llaves en el salpicadero y me fui. Sólo podía pensar en la bailarina y en esos ojos.
Entré en el bar, estaba vacío, sólo los bailarines, el manager y los camareros recogiendo los restos del Viernes Santo, hace no mucho, fecha para el recogimiento. “Pon una ronda para estos señores”, le solté al camarero, la rechazaron, todos menos ella “Un tequila por favor”, “Que sean dos”. Duró un segundo en nuestras manos y dos siglos en nuestras gargantas.”Vaya polvo habrás echado gracias a mí”,”Tú no tienes abuela ¿no?”,”Venga, ¿te crees que yo no me doy cuenta?, ¿que estoy ahí como una “calientapoyas” echando miradas al azar?”,”Cobras por ello”,”No, cobro por bailar, no por alegrarle la noche al primer cantautor frustrado que me cruzo”,”¿Cómo sabes eso?”,”Te escuché en “Irish Rover” cuando trabajaba allí de camarera, pareces un tipo atormentado, pero me gustó tu música”,”Gracias, sólo trato de alegrar a la gente comparando sus vidas con otras más desgraciadas”,”¿Y me escribirás una canción?”,”Te escribiría un disco entero sólo hablando de tus ojos”. Me miró a los ojos, me puse en guardia de nuevo, se acercó a mi oído y susurró “pues todavía no has visto lo mejor”, mientras colaba su mano en mi bolsillo de atrás. De repente, el tarugo y su manager cayeron sobre mí como una maldición, el tarugo me agarró de los brazos, sin que pudiese moverme, el manager me puso la cara como una túnica de Nazareno. Me pateó el estómago una y otra vez, lo cierto es que no tenía fuerza ni para apagar una vela, pero el hijoputa de él era persistente. “Para que aprendas a no meter mano a quién no debes”. Ella se reía a carcajadas. Se agachó y le dije “¿Y ahora qué hago yo con esto?”, “Hazte una paja o escribe una canción”. Llegué a mi casa como pude y me dejé caer sobre la cama, a la mañana siguiente me dolía todo, me quité los pantalones ensangrentados, y mientras me dirigía a la lavadora, un papel cayó al suelo “Clara 6XXXXXXXX, espero que te recuperes y me llames Besos”. “Dios cierra puertas, pero abre túneles en las montañas”, pensé mientras trataba de reírme sin que me doliese la cara.
martes, 18 de marzo de 2008
Soneto del niño soldado
Miradas vacías, en ojos de niños
llenos de heridas, llenos de gritos.
Ojos inocentes que no cazan grillos
no juegan al fútbol, son soldaditos.
Sin miedo ni nombre van despacio
y ya no distinguen ni sol ni nublado
infancia perdida con un AK-47
ni balones, ni barbies, ni magos reyes
Tú ahí sentado empuñando tu cerveza
como todo el mundo olvidas esta guerra
niños con poder, movidos como marionetas
África se muere y Asia se infecta
con capital, con poder, sin vergüenza
dominan el mundo, con tus papeletas.
lunes, 17 de marzo de 2008
Homenaje a Bukowsky
Pusieron "Loosing my religion" de REM, señal inequívoca de que debíamos irnos a comer un kebap, a un after a encasquetarnos pastillas de colores, a follar o a vomitar. Yo había elegido ésto último, para purgar mi cuerpo de mentiras y cicatrizar las heridas de mi estómago, pero ella era una acaparadora. Me agarró por detrás y me dijo "Llévame a tu casa", "La están fumigando", "¿Y dónde pretendes dormir?", "En tu cama". M atrevimiento habría desencadenado un bofetón si no hubiese sido por su borrachera y sus, desconocidas aún para mí, ansias de venganza. Olía a champú, su olor se clavaba en los pulmones y revolvía mi estómago. Empezó a despotricar de política, de que ya no luchamos por nuestros ideales, que nos consumimos en este mar de consumismo, de que ya no sentimos, que sólo respiramos. Que tenemos todo al alcance de nuestras manos y todo nos parece poco. Que vivimos anécdotas sólo por relatarlas después, que pensamos más en la apariencia externa que la sensación interna. Le metí la lengua en la boca para que se callase. Ella siguió mi línea de actuación. La miré. Borrosa estaba más guapa. Y ese olor dulzón me seguía atormentando. Nadie sabe cómo llegamos a su portal, pero de repente estábamos sentados en la escalera de su portal mientras ella liaba un peta. No me gustan los porros, pero necesitaba enterrar cebolleta bajo cualquier condición, fumado o sobrio. Ella seguía despotricando entre calada y calada "¿Y la música?¿Tú crees que ahora hay buena música?hoy en día los Rolling se comerían los mocos, qué vergüenza", "Perdona, ¿te gustan los Rolling?","No...ehm, es por poner un ejemplo","Dime, ¿cual es el último disco que te has bajado o comprado?", "Ese no es asunto tuyo", "Lo fácil es decir que tenemos las oportunidades y no las aprovechamos, que no sentimos y bobadas de esas, todo ese discurso de niñita de papá fumeta despechada, seguro que tu novio tenía un Audi y se dejaba rastas, o era de una ONG y se iba a esquiar a los Pirineos", "Tenía un Rover", "Ves como era por un tío, sólo os enfuerecéis por los idiotas y cuando estáis con ellos os embebéis de todas sus mierdas sin pararos a pensar un segundo en vosotras mismas, en lo que realmente necesitáis, y luego tenemos que venir los perdedores a enseñaros el mundo desde abajo, desde la mugre desde...", vomité, nunca un vómito fue tan acertado en una conversación,"el caso es quejarse de que no hacemos nada para cambiar lo que nuestros padres dejaron estropear, pero ninguno nos arremangamos, así que ¿quién es peor?, ¿el que es ajeno al juego?, ¿el que es parte de él?, ¿o el que lo permite mientras lo señala con su dedo acusador?", me besó para que me callara. Le supo a pota y tuvo que retractarse.
Subimos a su casa, recuerdo vagamente las paredes llenas de carteles sobre los problemas de África, como si esos carteles fuesen a frenar a las multinacionales del petróleo y los diamantes. Bebimos y fumamos más, pero en silencio, parecía mi funeral. Hasta que ella dijo "me dejó porque no se la chupaba","a eso sí que lo llamo yo incompatibilidad de caracteres","era un niñato","no me digas más, era un activista de todo financiado por papá, de esos que no paran de hablar de sí mismos y de la cantidad de cosas que han hecho por este mundo","más o menos","¿Y tú?","¿Y yo que?","¿Y tú qué has hecho por este mundo?", "supongo que no mucho","como todos, así que no te preocupes por lo que puedas hacer por el mundo, y piensa qué puedes hacer por tí". Y de repente me sentí vencedor durante un cuarto de hora. Todas las patadas en el culo, todas las heridas de la cara, todas las injusticias y desgracias eran una insignificante mierda en medio de la jungla. La chica resentida quería demostrarme por qué el idiota del Rover había metido la pata dejándola por una vegana tres años más joven, dejando claro que a ella sí le gusta la carne. A la mañana siguiente recogí casi todo lo mío que había caído al suelo en aquella casa y me marché. Le dejé café reciente y le mangué un gelocatil para la resaca. No busquéis finales felices, ya os dije al principio que ésta era la historia más vieja del mundo.
Sé que no es muy allá, pero esque he empezado a ver "Californication" que imita un poquito al maestro Bukowsky, y de repente he echado de menos un poquito de realismo sucio. Mañana reempiezo "Factotum".
domingo, 16 de marzo de 2008
Dando señales de vida
aquí colocaré el resto de mi vida
futuras victorias, futuras heridas
montañas de arrugas, algún crío
mudanzas, algo que llamar mío
labios desconocidos, menos amigos
viajes planeados, Moscú sin abrigo
ahora parece lejano todo ese desafío
Terminarán los años de finales de curso
llegan las responsabilidades, el destino
romper con el pasado, ganarle el pulso
Terminará el barro en la sien el jueves
las tuches parciales, los placajes fallidos
pero aún no ha terminado, agárrate fuerte
miércoles, 30 de enero de 2008
Más de los convulsos 19
No has dejado de ser Campanilla
con tu sonrisa a modo de varita
que levanta mi moral los lunes,
olvidas las tencas, prefieres atunes
Aunque a veces las horas me maten
yo te guardo todavía mi último baile
cuando no quede polvo por respirar
a los que olvidaron torpes, cómo soñar
Sabes que aprendí a jugar a los dardos
en mi número Cristo me deja sus clavos
para darle en el corazón a todo el odio
que matábamos en un rincón los dos solos
Mientras haya sangre en mis venas
y estas no se infecten de bacterias
serás esa roja libreta donde apunto
los lunes que no amarga el desayuno
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Nunca he distinguido menguante de creciente
ni he confiado en algún golpe de suerte
pero últimamente tengo ciertas esperanzas
que me ayudan a despertar por las mañanas
ya no llevo el corazón en una nevera
ni me entierro por debajo de tu tierra
si me salen los ojos de serpiente
que le jodan a los dados, que siempre mienten
son unos desconsiderados con carnet de alberguista
pasean por su cuerda floja, hurgan en las mochilas
desde que no les hago caso, ni les escucho
se han rendido y por dentro se creen difuntos
ya no clavan sus desdichas
en la cumbre de mis párpados
ni riegan con lágrimas
mis horas de descanso
miércoles, 23 de enero de 2008
Analgésicos
-El sábado por la tarde salió de la nada:
Las desolaciones se reparten los tejados
para mí hoy no es el día de los enamorados
limpian ventanas ex-abogados triunfadores
perseguidos por algunos viejos acreedores
El periódico vomita mil noticias sinsustancia
nosequé de la boda del presidente de Francia
Guti que se queja otra semana en el banquillo
y en mis pulmones se declara plaga de topillos
resulta que hoy no es el día de los enamorados
al menos para mí, de eso me estoy quitando,
rétame a tu cama y no a otro cinco contra uno
hoy no mastico nubes pero fumo realidades
estar solo es bueno si estas en tus cabales
yo hace algún tiempo, que me creo Unamuno.
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-Escrita con 19 años
Algún hijoputa con un jersey en el hombro
besa tu boca y me pone platos por ojos
viendo cómo te rebajas, como las canciones
te arrodillas y regalas a pares tus favores
los negados a caballeros de mesas cuadradas
esos vencedores de batallas no disputadas
pero sí relatadas para sazonar mil noches
porque no tenemos Sherezades ni condones
Pero tú tranquila, no me empeño en buscarte
a este paso será bastante fácil encontrarte
en la página de contactos de los diarios locales
empezaste por un poco y ahora es una adicción
dime, ¿no lloras sola en tu cutre habitación?
¿no echas de menos a este tonto y a su rockanrrol?