lunes, 21 de abril de 2008

Versos Coagulados

-¿Realmente quieres ser poeta chaval?, no sabes lo que dices, no tienes ni puta idea de qué es la poesía. La poesía es una zorra exigente, te roba el corazón una y otra vez. Siempre es más agradecida con los demás que contigo mismo, y cuanto más desagradecida es, más te gusta y más bella te parece.

-Pero maestro, sólo quiero escribir bellos versos para encandilar a las damas.

-Mira chaval, si quieres encandilar a las damas no escribas poesía, no empieces ni siquiera una triste libreta. Matricúlate en derecho y apúntate a un gimnasio. Olvida todo lo que sepas sobre historia, arte, literatura e incluso sobre deportes que no sean fútbol. Aprende a tratar mal a las mujeres y cómprate un buen coche. Eso todo te dará más mujeres que la poesía, más polvos y más saliva ¿contento?.

-Pero maestro, así no conseguiré el amor puro, no podré hablar de la pureza del amor entre un hombre y una mujer.

-Chavalín, deja de soñar, o de fumar marihuana, o lo que cojones hagas. No te ayudará a escribir mejor. ¿El amor puro? ese amor jamás lo podrás sentir porque el único que siente verdadero amor y lo valora, sabe que es demasiado importante como para alcanzarlo y perderlo. Porque el amor se pierde, desaparece. Lo que queda es el dolor, y sólo el dolor te hará un gran poeta, de los que llenan montañas de libros que nadie querrá publicar por el daño que puede hacer un simple verso. La angustia, ese es un sentimiento que perdura. La pérdida. Pero el amor...el amor es poseer a alguien y alguien siempre va a desaparecer, a perderse o a largarse con otro idiota.

-No estoy de acuerdo con usted maestro, el amor de Romeo y Julieta perduró en el tiempo, llegó hasta nuestros días.

-Eso es pura basura literaria, eso no es amor, es enajenación mental. Amor es ansiar despertarse cada mañana al lado de alguien, prepararle el desayuno, ver una película el domingo por la tarde abrazado a ella, follar a la hora de la siesta, recordar su olor y rellenar libretas...

-Entonces dice que el amor hace escribir poesía.

-Me refería a libretas con la lista de la compra.

-No mienta maestro, usted ha estado enamorado, y ha escrito poemas tremendamente buenos mientras lo ha estado, en sus primeros libros, en sus primeras servilletas de bar. Pero algo le ocurrió¿ no es así?- mi pregunta le cambió la cara, como si hubiese tocado en su centro de flotación.

-Chaval, recuerda esto-tosió sangre, una sangre negruzca, coagulada y la tapó con un viejo y sucio pañuelo de seda- el día que seas feliz sólo con oler su pelo, y todo lo demás te dé igual, el día que sólo su sonrisa te alegre el día, no la dejes escapar por nada en el mundo. No la dejes irse con otro, no te dejes llevar por el tiempo ni sueñes con que la olvidarás fácilmente. No busques consuelo en ninguna zorra, en ningún bar, ni siquiera en el fondo de un vaso de bourbon. Agárrala fuerte del talle y no la dejes escapar. O acabarás vomitando sangre delante de un inútil que quiere escribir poesía barata pensando en sí mismo. Cuando la encuentres sabrás de qué te hablo, ahora deja de hacerte pajas y de escribir versos melancólicos y pegajosos, coje una libreta y vete al bar más inmundo de la ciudad, empieza la casa por los cimientos, porque hasta que no aprendas a describir la inmundicia, no sabrás describir la luz. Yo llevo 30 años intentándolo y aún no he acabado.

-¿Le veo mañana maestro?

-Sólo si tienes cojones para enfrentarte a la realidad.

Cuando salí de aquel bar que olía a amoníaco, probablemente por la suciedad de los urinarios, encendí un cigarro para colapsarme las fosas nasales de algo que no fuese vomitivo. Aquel tipo era un idiota, aunque escribía como nadie. Pero era arriesgado dejarse caer por su cuesta abajo...

CONTINUARÁ

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